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Enfermedad del Parkinson

11 de Abril - Día Mundial de Parkinson
Residencias Larrañaga: Un equipo multidisciplinar especializado en enfermedades neurodegenerativas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 1997 el día 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson. Aproximadamente unos 6,2 millones de personas sufren de esta enfermedad, siendo la segunda patología neurodegenerativa más frecuente, seguida del Alzheimer.1

El Parkinson es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes y la más común dentro del sistema extrapiramidal. Las manifestaciones que sufre la persona son consecuencia de alteraciones ocurridas en la sustancia negra, de gran importancia en la liberación de la dopamina, y en los ganglios de la base, determinantes en la liberación de acetilcolina que interviene en el control del movimiento. Ello conlleva a un desequilibrio en la actividad de ambos neurotransmisores, alterando el funcionamiento de la red motora y por tanto de la actividad de la persona.1,2.

Los síntomas más característicos de la persona con Parkinson son temblor, rigidez y bradicinesia, que constituyen la triada parkinsoniana; asimismo existen otros síntomas originados de los anteriores:

  • Temblor: es un temblor característico de reposo que desaparece con el movimiento. Suele iniciarse de manera asimétrica en la extremidad superior en su parte distal y su frecuencia es de cuatro a seis ciclos por segundo.
  • Rigidez: el tono muscular se encuentra aumentado en todo el tronco y extremidades, siendo mayor en la musculatura cervical y en los grupos musculares más proximales; asimismo, la resistencia al movimiento pasivo es uniforme a lo largo de todo el rango del movimiento. Se diferencian dos tipos de rigidez:
    • En tubo de plomo: la resistencia es uniforme.
    • En rueda dentada: la resistencia es intermitente.
  • Acinesia: consiste en la ausencia de movimiento y es uno de los síntomas más característicos y más incapacitantes de la enfermedad. Podemos dividirlas en dos clases:
    • Bradicinesia: es la lentitud en la iniciación y realización del movimiento, siendo más frecuente en aquellos movimientos muy voluntarios y/o automatizados.
    • Hipocinesia: consiste en la dificultad para el mantenimiento de la amplitud y ritmo adecuados durante la ejecución de movimientos repetitivos de manera emparejada.3

Existen muchas escalas para valorar al enfermo de Parkinson, de gran importancia para conocer en qué momento de la enfermedad se encuentra. Una de las más utilizadas es la escala funcional de Hoehn-Yahn que diferencia 5 estadios que no necesariamente tienen que padecer todos los pacientes:

Estadio I: afectación unilateral, con daño leve, correspondiente a la tríada parkinsoniana mencionada anteriormente (temblor, rigidez y bradicinesia). La duración media de esta fase es de tres años.

Estadio II: Afectación bilateral y axial. Normalmente se encuentra afectado con mayor intensidad un hemicuerpo más que otro, por lo general el primero en afectarse. Comienzan los trastornos posturales. La duración media de esta fase es de seis años.

Estadio III: Afectación bilateral. Aparecen trastornos en el equilibrio y se encuentran afectados los reflejos posturales y de enderezamiento. En esta fase son muy frecuentes las caídas y la congelación del movimiento. La duración media de esta fase es de 7 años.

Estadio IV: Afectación bilateral con inestabilidad postural importante. Suelen presentan incapacidad para la marcha autónoma en esta fase. La duración media es de nueve años.

Estadio V: Enfermedad grave, se encuentra totalmente desarrollada. La persona enferma es totalmente dependiente. La duración media de la enfermedad en esta fase es de 14 años.3,4

Es importante tener en cuenta que no existe ninguna prueba que confirme la enfermedad, por ello el diagnóstico se basa en la clínica que presente el paciente. Es por ello que la mayor parte son diagnosticados en fases avanzadas de la enfermedad.4

En Residencias Larrañaga contamos con un equipo multidisciplinar especializado en enfermedades neurodegenerativas. Entre ellas, cabe destacar el papel del fisioterapeuta en el manejo del paciente parkinsoniano. Los objetivos que persigue dependerán del estadio evolutivo en el que se encuentre el paciente:

  • Disminuir el dolor.
  • Mejorar la función respiratoria.
  • Mejorar el equilibrio y los trastornos de la marcha.
  • Reeducar las transferencias.
  • Mejorar las reacciones posturales y prevenir la aparición de rigidez articular.
  • Mantener o mejorar la movilidad y la flexibilidad.
  • Corregir y/o evitar los acortamientos musculares.
  • Mejorar la coordinación.
  • Maximizar la funcionalidad.2

 

TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA

El tratamiento de Fisioterapia es muy variado dependiendo de la sintomatología del paciente, basándose en diferentes objetivos:

Alivio del dolor.

El dolor en el paciente parkinsoniano suele referirse con más frecuencia en la región cervical y proximal de miembros superiores y tronco. Se emplearán fundamentalmente técnicas analgésicas.

Fortalecimiento de la musculatura acortada y debilitada.

Debido a la disminución de la funcionalidad del paciente y a la aparición de rigidez y bradicinesia, aparecerán de manera progresiva debilidades musculares y acortamientos. Para su mejora, se realizará potenciación de la musculatura afectada de manera progresiva, comenzando con contracciones isométricas y continuando con movilizaciones activas contrarresistencia. Asimismo, se realizarán estiramientos generalizados para prevenir acortamientos, incidiendo en aquella que se encuentre acortada para su corrección.

Reeducación del equilibrio.

El mantenimiento del equilibrio depende fundamentalmente de la base de sustentación y del punto de caída de la línea de la gravedad; en el enfermo del parkinsoniano ambos se encuentran alterados debido a la postura en flexión. Para su reeducación, se podrán llevar desplazamientos en sentido anteroposterior, lateral, de manera activa y pasiva.

Corrección de las alteraciones posturales.

Es habitual encontrarnos en las primeras fases de la enfermedad protusión de la cabeza, pero a medida que va avanzando la enfermedad, comenzamos a ver cifosis dorsal, flexión y aducción de hombros y caderas, flexión de las articulaciones metacarpofalángicas con extensión de las interfalángicas…En fases avanzadas de la enfermedad, no son conscientes de su alteración, lo que dificulta la reeducación postural.

Mejorar la coordinación.

En el paciente parkinsoniano, es habitual encontrarnos lentitud, falta de ritmo y disminución de la amplitud de los movimientos. Como objetivo se buscará la obtención de movimientos amplios, rítmicos, conjuntos y repetidos, intentando estimular al residente en todo momento.

Mejorar de la función respiratoria.

Como consecuencia de la rigidez, además de la disminución del reflejo de la tos para la limpieza de la vía aérea el patrón respiratorio se encuentra disminuido. La fisioterapia respiratoria que se realizará será: respiraciones diafragmáticas, expansiones costales, ejercicios combinados con ciclos respiratorios…

Reeducación de la marcha.

Se trabajarán diferentes aspectos de la marcha que se encuentran afectados: la reeducación del correcto apoyo del pie a la hora de caminar debido al flexo que presentan, la mejora y/o recuperación del braceo y la disociación de la cintura escapular y pélvica. Para ello, se realizarán diferentes ejercicios que combinarán equilibrio, coordinación y ejecución de los patrones básicos de la marcha.3,4,5

En conclusión, es de gran importancia que las personas con Parkinson, realicen Fisioterapia desde el diagnóstico de la enfermedad para mejorar su capacidad motriz, adquirir confianza y en definitiva mejorar su calidad de vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Guerrero MJ, Peña M. Papel del fisioterapeuta en una asociación de Parkinson. Fisioterapia 2001;23(1):15-22.
  2. Partridge C. Neurological Physiotherapy. Bases of evidence for practice. London: Ed. Whurr Publishers, 2002; p. 145-83.
  3. Xhardez Y. Vademécum de kinesiología y reeducación funcional. Buenos Aires: Ed. El Ateneo, 2000; p. 375-7.
  4. Arthur C. Guyton. Anatomía y fisiología del sistema nervioso. Buenos Aires: Ed. Panamericana; 1989. p. 252-67.
  5. Bayés A. Tratamiento integral de la persona afectada por la enfermedad de Parkinson. Barcelona: Fundació Institut Guttman;2000.